Los 5 discos más gloriosos del trash metal old school

18.03.2025

El thrash metal no fue solo una moda de los 80, fue una verdadera explosión cultural. Surgido como una respuesta visceral al glam metal y alimentado por el hardcore punk y el speed metal, este subgénero rugía con rabia juvenil, letras mordaces y una técnica que haría sudar a cualquier guitarrista.
Desde los suburbios de San Francisco hasta las calles de Essen o Nueva York, el thrash se volvió bandera de inconformismo, energía cruda y camaradería entre headbangers.

Hoy repasamos los cinco discos que definieron el thrash old school, auténticos monumentos de distorsión y actitud que siguen marcando el ritmo a nuevas generaciones de metaleros.

1. Master of Puppets – Metallica (1986)

Sello: Elektra Records

Si el thrash tuviera una piedra fundacional tallada con riffs, sería este disco. Master of Puppets es sencillamente el álbum. Metallica, en su etapa más afilada y sin filtros, entregó un trabajo que mezclaba furia, melodía y una narrativa lírica que superaba los límites del género.

Desde la apertura destructora de Battery hasta el lamento instrumental de Orion, pasando por el titánico tema homónimo ("Master! Master!"), todo en este álbum es legendario. Fue el último trabajo con el bajista Cliff Burton, y eso lo hace aún más icónico: una despedida prematura, pero inmortal.

Destacadas: Master of Puppets, Orion, Welcome Home (Sanitarium)

2. Rust in Peace – Megadeth (1990)

Sello: Capitol Records

Después de una montaña rusa de alineaciones y conflictos (incluido el eterno fantasma de su expulsión de Metallica), Dave Mustaine logró una alineación de ensueño y parió Rust in Peace.

Este disco es la definición de thrash técnico: riffs complejísimos, solos virtuosos, estructuras progresivas y letras sobre política, guerra y conspiraciones. Con Hangar 18 y Holy Wars… The Punishment Due, Megadeth demostró que se podía ser cerebral y agresivo al mismo tiempo.

Rust in Peace es un Everest de precisión y actitud, donde cada nota parece calculada para explotar.

Destacadas: Tornado of Souls, Holy Wars, Hangar 18

3. Reign in Blood – Slayer (1986)

Sello: Def Jam Recordings

Si Rust in Peace es precisión quirúrgica, Reign in Blood es un cuchillo oxidado que se hunde a toda velocidad. En apenas 29 minutos, Slayer redefinió lo que significaba ser brutal. No hay respiro, no hay melodías dulces, solo fuego, sangre y una violencia musical que te deja sin aliento.

Angel of Death abre con una de las intros más temidas del metal. Y Raining Blood, bueno, ¿hay algo más emblemático en el thrash? Todo este disco es una estampida.

No es para corazones débiles. Pero es historia pura.

Destacadas: Raining Blood, Angel of Death, Piece by Piece

4. Among the Living – Anthrax (1987)

Sello: Island Records

Anthrax trajo algo diferente al juego: sarcasmo, cultura pop, letras sobre cómics y un groove que se colaba entre el caos. Con Among the Living, encontraron su fórmula perfecta, sin perder la furia pero añadiendo un carisma que los hacía únicos.

Desde el himno mosh Caught in a Mosh, hasta Indians o I Am the Law, el álbum es un combo de riffs veloces, coros pegajosos y una actitud que decía: "el thrash también puede ser divertido (sin dejar de patearte los dientes)".

Among the Living es para poguear con una sonrisa... y un codo en alto.

Destacadas: Caught in a Mosh, Indians, I Am the Law

5. Bonded by Blood – Exodus (1985)

Sello: Combat Records

Antes de que Metallica grabara su primer disco, ya Gary Holt y compañía estaban afilando cuchillos en el underground de la Bay Area. Bonded by Blood es puro instinto, una descarga de thrash en su forma más salvaje y sin domesticar.

Con la voz visceral de Paul Baloff (RIP) y riffs que parecen esculpidos en una forja infernal, este álbum es considerado por muchos como la biblia del thrash under. Su influencia ha sido subestimada por años, pero los verdaderos fanáticos saben que aquí empezó todo.

No hay relleno. Solo agresión pura y actitud callejera.

Destacadas: Bonded by Blood, Exodus, Piranha

Estos cinco discos son más que álbumes: son declaraciones de principios, puños en alto y testimonios de rebeldía. Representan la era dorada del thrash, cuando las guitarras cortaban como cuchillas y la rabia tenía nombre propio.

A día de hoy, muchos intentan emularlos, pero ninguno ha logrado replicar el impacto de estos titanes. Si eres nuevo en el género, estos discos son tu pasaporte al paraíso del mosh. Y si ya los conoces, siempre es buen momento para volver a ponerlos a todo volumen.

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El thrash nunca muere. Solo se vuelve más ruidoso.


Redacción: Joaquín Fernández