MIKE en Madrid: rap de almas despiertas en Sala Villanos

28.03.2025

El jueves 27 de marzo de 2025, el barrio de Arganzuela se encendió con la energía tenue pero envolvente del rap más introspectivo de la escena internacional. MIKE, alias de Michael Jordan Bonema, trajo su universo sonoro a la Sala Villanos, un recinto acogedor donde el eco del Bronx y la bruma de Hackney encontraron resonancia en cada verso y cada base lo-fi.

Producido por Primavera Sound, este concierto fue mucho más que una parada de gira: fue una confesión compartida, una ceremonia de emociones donde lo esencial fue la atmósfera, no el artificio.

Jadasea: el viaje comienza en Londres

A las 20:32, sin apenas aviso, apareció Jadasea, viejo conocido y colaborador habitual de MIKE. Con su cadencia británica, su lírica contemplativa y un beat que se arrastraba con elegancia entre jazz vaporoso y loops deshechos, el londinense tejió una apertura que supo más a charla íntima que a performance.

El sonido, algo irregular, no le hizo justicia. Pero el buen rollo con el público, los coros improvisados y un momento muy especial bajando a rapear entre la gente convirtieron su actuación en un gesto sincero, casi fraternal.

40 minutos después, su despedida fue cálida, con aplausos que no buscaban la espectacularidad sino el agradecimiento por haber estado ahí.

MIKE: una espiritualidad sin adornos

Cuando MIKE salió al escenario a las 21:15, no lo hizo entre gritos ni efectos especiales. Lo hizo como quien llega a casa.
Con solo una mesa de DJ, luces básicas y cero pretensiones escénicas, su presencia ya llenaba todo. Su carisma reposado, su voz monótona pero profunda, su cadencia de palabras sabias con aroma a diario íntimo... Bastaron para construir un refugio compartido entre público y artista.

La primera canción marcó el tono: un tema donde involucró al público directamente en la base, creando una conexión inmediata que fue creciendo tema tras tema. No hubo sorpresas ni artificios, pero hubo algo mejor: complicidad.

La sala, con unas 250 almas entregadas, se movía al ritmo lento y reflexivo del rap de MIKE. Muchos eran extranjeros, casi todos mayores de 25, y todos —sin excepción— estaban allí por y para la música. Coros suaves, cabezas que se movían al compás, versos que resonaban como mantras urbanos.

Luces bajas, sonido alto (demasiado alto)

El punto débil de la noche fue, sin duda, el sonido. En varios momentos, especialmente en los graves, las bases petaban y ensuciaban la voz de MIKE. Para un artista cuyo mensaje está en la palabra, esto resta bastante.

Pero la puesta en escena simple —sin humo, sin pantallas, solo él y sus versos— fue, paradójicamente, su mayor virtud. En un mundo de espectáculos sobrecargados, ver a un artista desnudo de escenografía y lleno de contenido es refrescante.

Además, la actitud de MIKE fue impecable: agradecido, cercano, generoso en sus interacciones. Había momentos en que bajaba el micro, solo para mirar al público como quien mira a un amigo.

Merch y mística

En el stand de merchandising, camisetas de MIKE a 40 euros se vendían sin mucho revuelo. Lo importante estaba en el escenario. En cada verso. En cada silencio entre temas. Porque incluso el silencio de MIKE parece tener ritmo.

La música de MIKE no grita, pero resuena. No pide aplausos, pero los merece. No llena estadios, pero llena cabezas. Su concierto en Madrid fue una clase magistral de cómo hacer hip hop desde el alma, sin imposturas, sin excesos.

¿Lo recomendaría? Cien por cien. Eso sí, no vayas esperando fuegos artificiales. Ve con el corazón abierto. Y quizás salgas un poco más entero, un poco más reflexivo.

Valoración final

  • Actuación de MIKE: 8/10

  • Actuación de Jadasea: 7,5/10

  • Ambiente general: 9/10

  • Sonido: 6/10

  • Lo mejor: la conexión emocional entre artista y público

  • Lo peor: la calidad del sonido, especialmente en los bajos

Puntuación total: 8/10

La próxima vez que MIKE vuelva a Madrid, habrá más gente, más hype. Pero los que estuvimos este jueves, en Villanos, sabremos que lo vimos cuando aún cantaba como si solo fuéramos nosotros los que escuchábamos.


Redacción: Arthur Leonardo

Acreditación: Primavera Tours