Mushkaa en Barcelona: La máquina del rite está en marcha

22.03.2025

Mushkaa, o como la conocen en casa, Irma Farelo, tomó el Sant Jordi Club con la fuerza de una tormenta emocional y la entrega de una artista que lo da todo —voz, cuerpo y corazón—. Su gira de presentación de "Sexy Sensible" recaló en Barcelona como una celebración colectiva del nuevo pop urbano catalán: más sensual, más honesto y más atrevido que nunca.

Sin teloneros, sin introducciones eternas. Solo una base, un micrófono y un grito desde fuera del escenario: así comenzó con "Zig Zag (intro)", para luego aparecer corriendo como si llegara tarde a su propia fiesta. No lo estaba. Estaba en el centro del huracán.

Setlist de una vida joven pero intensa

A lo largo de 27 temas, Mushka tejió un concierto sin altibajos, donde el reggaetón melancólico se mezcló con cumbia catalana, r&b triste, trap con alma y guiños descarados al dancehall.

Momentazos coreados con furia:

  • "SexeSexy" (sí, apareció Bad Gyal para cantarla con ella y romper todo)

  • "Rifle Talibán (remix)"

  • "Diabla"

  • "Barras Warras"

  • "Habibi"

  • "Vaya liada", con una puesta en escena que recordaba a una peli de instituto punkarra en catalán.

La aparición de Bad Gyal fue uno de los picos más altos de la noche. Cuando las hermanas Farelo comparten tarima, el escenario deja de ser un espacio físico y se convierte en un símbolo: la música urbana catalana tiene rostro de mujer, y lleva su apellido.

Cambios de vestuario y corazón en la mano

Empezó con pantalón negro y un jersey gris y azul. Más tarde, se quitó la camiseta para aparecer con una camisa naranja y amarilla, tan llamativa como su energía. El cambio fue más que estético: cada parte del concierto tuvo su tono, su emoción, su tempo.

Mushkaa no es solo una voz. Es una presencia. Saltó, bailó, habló mucho con el público, rió y lloró con ellos. Paró el concierto dos veces para ayudar a fans que se desmayaron. La empatía también es una forma de arte.

Sonido, luces y detalles visuales

El sonido fue correcto, aunque con algunos fallos en el volumen de las voces. Nada que restara intensidad.
Las luces y efectos visuales acompañaron con proyecciones minimalistas y cambios de color que subrayaban los temas más emocionales. Nada estridente, pero efectivo. Porque cuando tienes presencia, no necesitas mucho más.

Un público entregado, una artista de presente y futuro

Con el público urbano, joven, y entregado al 300%, Mushkaa demostró que ya no es la hermana pequeña de nadie. Es una artista completa, con discurso, con mensaje, con carisma y con temazos.

Sí, hubo pogos. Sí, hubo lágrimas. Y sí, hubo ese momento en el que todos supimos que estábamos presenciando algo que dentro de unos años recordaremos como el principio de una era.

La noche en el Sant Jordi Club fue una afirmación rotunda de que Mushkaa ya está en lo más alto del panorama urbano catalán y estatal. En sus letras, hay ternura y calle; en su flow, hay fuego y vulnerabilidad.

No inventa la rueda, pero ha convertido la suya en una máquina del rite que no piensa parar.

PUNTUACIÓN: 8/10
¿La recomiendo? Sin duda. Si vuelve a tu ciudad, no te lo pienses. Corre. Como ella en el intro.

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Redacción y fotografía: Ana Crespo

Acreditación: Primavera Tours