¿Qué tipo de música escuchan los menos inteligentes, según la inteligencia artificial?

Un reciente estudio basado en inteligencia artificial ha sugerido que podría existir una relación entre las preferencias musicales y el nivel de inteligencia de las personas. Esta investigación, aunque puede ser provocativa y polémica, ha sacado datos interesantes sobre cómo ciertos géneros musicales podrían atraer a personas con diferentes capacidades cognitivas. ¿Qué hay detrás de esta afirmación? Veamos los detalles.
¿Hay un vínculo real?
Estudios previos han intentado relacionar las preferencias musicales con el desarrollo cognitivo y el nivel educativo de los oyentes. En este caso, la inteligencia artificial ha analizado grandes cantidades de datos para buscar patrones que vinculen géneros musicales con distintos niveles de inteligencia. Según los resultados, algunos géneros más populares, como el pop comercial, ciertos subgéneros del rap y algunos estilos de música electrónica, podrían ser preferidos por personas con niveles cognitivos más bajos.
¿Por qué? La hipótesis sugiere que estos géneros suelen tener letras sencillas, estructuras repetitivas y melodías pegadizas que buscan generar gratificación instantánea. Este tipo de música es más accesible y fácil de asimilar, lo que atrae a personas que prefieren un entretenimiento más inmediato.
La simplicidad frente a la complejidad
Por otro lado, los mismos estudios indican que personas con mayor nivel educativo y cognitivo tienden a preferir géneros musicales más complejos, como el jazz, la música clásica o el rock progresivo. Estos géneros suelen involucrar estructuras más elaboradas, ritmos variados y composiciones más sofisticadas. La complejidad musical es atractiva para personas que valoran una experiencia auditiva más rica.
Por ejemplo, el jazz, que tiene improvisación constante y su armonía intrincada, o la música clásica, con sus movimientos largos y cambios dinámicos, exigen mayor atención y apreciación de las sutilezas. Según el estudio, quienes disfrutan de estos géneros podrían estar más inclinados a reflexionar sobre la música que escuchan, relacionando esto con un mayor desarrollo cognitivo.
Críticas y limitaciones del estudio
A pesar de estos resultados, es importante destacar que estas conclusiones han recibido críticas. Muchos expertos dicen que la inteligencia es solo uno de los factores que influyen en nuestras preferencias musicales. Además, las elecciones musicales están profundamente influenciadas por factores emocionales, sociales y culturales.
Decir que ciertos géneros musicales son más atractivos para personas con niveles intelectuales más bajos o altos es una simplificación excesiva. La música es una forma de expresión tan amplia que establecer algo tan rígido no refleja la realidad.
Una experiencia profundamente personal
Al final, la música es una experiencia profundamente personal que va mucho más allá de los niveles de inteligencia. Es un refugio emocional, una forma de arte, un medio para conectar con los demás. Hay personas con altos niveles intelectuales que disfrutan del pop o el reggaetón, así como otros que se deleitan con la complejidad de la música clásica sin tener un alto coeficiente intelectual.
Las preferencias musicales dependen de estados emocionales, vivencias personales y los ambientes en los que crecimos. Una canción puede evocarte nostalgia, alegría o tristeza, y su valor no está determinado únicamente por su complejidad técnica o la inteligencia del oyente.

A pesar de lo que dicen algunas investigaciones, la relación entre la inteligencia y la música es compleja. Decir que ciertos géneros atraen solo a personas menos inteligentes es reductivo, e ignora la diversidad y riqueza de la música. Al final, la música tiene el poder de trascender los niveles intelectuales y unir a las personas, ya que todos buscamos una conexión emocional a través de las canciones que escuchamos.
En resumen, es importante no tomar estos resultados como una verdad absoluta. La música, como toda expresión artística, es subjetiva y personal, y su disfrute no puede ni debe medirse solo por la inteligencia.
Redacción: Marta García